La Inteligencia Emocional no es “caer bien”
La Inteligencia Emocional son un conjunto de habilidades que nos permiten “percibir los sentimientos y emociones de uno mismo y de los demás y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones” (P.Salovey y J.Mayer) pero, ¿en qué se concreta esta bonita definición?
Creo que cada vez somos una sociedad más concienciada de la importancia de la Inteligencia Emocional. Sabemos que es un factor relevante para el bienestar y para el éxito profesional. Varias empresas multinacionales como Cap Gemini han identificado la inteligencia Emocional como la diferencia a destacar en la contratación de personal.
La educación en la infancia está incorporando diferentes metodologías y herramientas para incorporarla en los curriculums escolares. Estos días hemos visto como la gestión de la angustia ha sido un problema para las personas. Sin embargo, seguimos teniendo algunas ideas preconcebidas acerca de lo que implica este concepto.
La Inteligencia emocional , siguiendo el marco definido por Daniel Goleman, engloba las siguientes áreas:
Auto-conciencia: Identificas y conoces las emociones que experimentas, porqué y cómo inciden en tu comportamiento. Eres consciente de tus habilidades y de tus limitaciones. Sabes lo que “mueve tu energía” qué te motiva de tu trabajo, tus metas, valores y prioridades en la vida. En este área se incluyen habilidades como la motivación intrínseca, la presencia, la coherencia, el auto-liderazgo…
Gestión emocional: eres capaz de gestionar (no controlar) las emociones difíciles de forma que evitas reaccionar automáticamente y eres capaz de desarrollar respuestas adaptativas, que no vayan a complicar más la situación. Cuando las personas tienen esta competencia se adaptan fácilmente a los cambios, piensan bien bajo presión, …
Conciencia social: Percibes las emociones en las demás personas y el clima organizacional. En este área se incluyen habilidades como la empatía, la capacidad de escucha, …
Gestión de relaciones: eres capaz de construir relaciones nutritivas basadas en la confianza. En este área se desenvuelven bien en la gestión de conflictos, la cooperación y el trabajo en equipo, apoyan el éxito de otras personas, etc.
Desarrollar estas habilidades, para poder aplicarlas de forma práctica en nuestro trabajo, es un proceso complejo, que:
- requiere deshacernos o efectuar cambios en algunos de nuestros hábitos,
- tiene, como base, el autoconocimiento,
- y abre el camino del bienestar y del “desempeño sobresaliente” .
Frente a la Inteligencia intelectual (CI) que apenas se modifica a partir de los 10 años, las habilidades englobadas dentro de la Inteligencia Emocional pueden desarrollarse a través del aprendizaje experiencial, a cualquier edad. Nacemos con un potencial pero, llevarlo al nivel competencial, es trabajo nuestro. Es un aprendizaje de vida.
En la consultoría, tenemos experiencia en desarrollar programas y herramientas específicas para poder aplicar la Inteligencia Emocional a distintos sectores como la educación o la sanidad y a distintos momentos y áreas de la empresa como el cambio, las ventas o el liderazgo.
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