qué es mindfulness

Teletrabajo ¿cielo o infierno?

El otro día hablaba con dos amigos que trabajan en distintas organizaciones, y me comentaban lo mal que llevan el teletrabajo. Lo que en un principio iba a ser temporal se está convirtiendo en permanente y echan de menos las relaciones con los y las compañeras de trabajo, compartir ideas, dificultades o simplemente charlar en el café. Sienten la soledad como una losa que les desmotiva y entristece.

 

Yo, que llevo unos años teletrabajando, no entendía muy bien estas emociones porque adoro trabajar sola. Me paso la vida yendo de aquí para allá, visitando organizaciones, trabajando en oficinas diferentes, con grupos grandes de personas, y el tiempo que dedico al diseño de propuestas, al análisis de resultados, en casa, sola, con mi ordenador, lo disfruto tremendamente.

 

Cada persona vive las situaciones de manera diferente, lo que para una puede ser una oportunidad, para otra es un infierno. Desde las empresas debemos acompañar a nuestros equipos a una adaptación adecuada al nuevo escenario. La parte tecnológica y normativa, suele ser la primera en cubrir. Sin embargo, es crucial y así lo señala la nueva legislación, cuidar del bienestar emocional de las personas que trabajan desde sus casas. Ignorándola no vamos a arreglar nada.

 

Desde mi experiencia, me gustaría contar que es lo que me ayuda a sentirme cómoda en el teletrabajo por si puede servir a las personas que lo viven de forma diferente:

 

  • El tiempo. Es fundamental distribuir el tiempo en función de tareas: ¿qué tiempo quieres dedicar a cada proyecto? Hazlo al inicio de la jornada o al finalizar la jornada anterior y sé fiel a ese compromiso. Para mí, no es esencial cumplir con un horario concreto así que simplemente defino horas de trabajo. Puedo trabajar muy temprano cuando quiero hacer deporte por la mañana o por la tarde noche cuando tengo que dedicar tiempo a hacer los deberes con mis hijos. Esta propiedad del tiempo es un lujo impagable.

 

  • Cuando has acabado una determinada tarea, date un descanso, un pequeño break, bien sea tomando un chocolate sin ordenador, mirando por la ventana, leyendo una revista, llamando a un amigo que te suele levantar el ánimo, …cualquier actividad que te recargue de energía

 

  • El espacio. Es tu oficina, decórala como más te guste. Cuando decidí trasladar mi oficina a casa, compré unos archivadores de madera y los forré con una tela japonesa preciosa, a partir de ahí, desde la impresora al cuadro, van a juego 🙂

 

  • Evita la multitarea. Este hábito estresa siempre, no solamente trabajando desde casa. Si estás definiendo un proyecto, no cojas el teléfono, devuelve la llamada más tarde.

 

  • Piensa que no estás en tu casa, te han invitado a un coworking muy casero. Olvídate de que hay que poner una lavadora o recoger los cuartos, no admitas interrupciones. Acabarás antes ya que no perderás concentración.

 

  • Cambia de lugares. Usa espacios más “creativos” para pensar y diseñar (yo uso la habitación de mis hijos, llenos de rotuladores y cartulinas), túmbate en un sofá para leer una licitación, siéntate de manera cómoda y con la espalda recta ante una mesa bien ordenada para enviar un mail, redactar un informe o sumar la lista de gastos.

 

  • Cuida de tu salud. Es una ocasión única para desayunar sano, tomar menos café, cuidar las posturas, estirarte de vez en cuando, meter yoga, meditación o running en tu horario laboral como prácticas saludables. De vez en cuando, para y “testea” tu nivel de energía: ¿sientes tensión en los hombros? ¿Estás respirando de forma completa? ¿Tienes hambre, sed, sueño?

 

¿Cómo pueden las organizaciones cuidar de las personas?

Primero dejar de pensar que el teletrabajo conlleva una bajada de productividad. Es falso. Si te relacionas con tu equipo desde esa premisa, lo harás desde la sospecha (y lo notarán).

 

Segundo, preguntar, testar la situación de cada persona, cómo lo está viviendo, solicita feedback de forma más continua. Simplemente con saber que la organización se preocupa por mi bienestar me hace sentir valorada.

 

Tercero, poner especial atención a la falta de comunicación o la comunicación a deshoras (mails a altas horas de la noche, de madrugada o en fines de semana). Puede ser un síntoma de que no está gestionando el teletrabajo en una forma saludable.

 

Cuarto, empatizar y ayudar en la medida de lo posible, sin juzgar.

 

Quinto, informar de los riesgos del teletrabajo. Qué es el estrés, síntomas, cómo se puede prevenir…

 

El trabajo a distancia viene para quedarse. Tiene muchos beneficios pero también debemos informarnos de los posibles riesgos para la organización y las personas. Sobre todo, porque hemos adoptado estas medidas de forma brusca y en una situación, cuyas consecuencias para la salud emocional, son una incógnita.

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