Herramientas para superar el hastío: agradecer

A mi alrededor, mucha gente me comenta que está ya un poco cansada de esta situación y cuando hoy he leído en el periódico que una nueva ilusión, las vacaciones de Semana Santa, no va a poder verse realizada, he pensado cambiar mi planificación inicial y escribir sobre una herramienta asequible que pueda servirnos para recargar energía: agradecer.

Cuentan que en uno de sus discursos, el maestro budista Thich Nhat Hanh, empezó preguntando: “¿Quién tiene dolor de muelas? Al ver que nadie levantaba la mano, continuó: “Si alguien ha experimentado alguna vez un dolor de ese tipo sabe lo que es y estaría bien que comenzáramos agradeciendo de corazón, no tenerlo en este momento.”

El valor de la verdadera gratitud

El agradecimiento no está valorado en todo su potencial. Nos parece una norma de educación y puede que lo hagamos habitualmente sin prestar ninguna atención. Sin embargo, la verdadera gratitud, es sincera, nace de dentro y su valor va mucho más allá. A investigar sus beneficios se ha dedicado, entre otras personas, la Dra. Barbara Fredrickson y aquí resumo algunos de sus beneficios:

• La gratitud nos saca del foco de la atención, lleva la mirada hacia las otras personas. Es una forma de romper el aislamiento, de conectar. Practicar la gratitud fortalece la relación e incrementa sus posibilidades de pervivencia cuando las cosas se tuercen. Gracias a la antropología sabemos que antiguamente las tribus que vivían en las proximidades se hacían regalos de forma periódica para establecer vínculos y evitar que un conflicto futuro se convirtiera en una guerra. 

En las organizaciones, una intervención en gratitud ayuda a trabajar la comunicación y a crear conexión entre departamentos.

• También puedes dirigir la gratitud hacia tu persona: agradeciéndote, por ejemplo, haberte dado espacio para hacer una actividad que te gusta, dedicarte tiempo para ti y tu cuidado o agradecer a tu yo de hace algunos años, algo que hiciste entonces y que ahora estás viendo sus frutos.

Aumenta la confianza y equilibra esa tendencia que tenemos al auto machaque que no genera ningún beneficio.

• La gratitud nos llena de ganas de devolver el bien, de dar lo mejor de sí, nos impulsa a ayudar y a perdonar.
• Reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
• En estos tiempos de pandemia en los que tenemos tantas pérdidas: proyectos, abrazos, compañía, libertad…el agradecimiento es una forma de visibilizar lo que sí tenemos.

El papel de las emociones positivas.

Las emociones positivas como el amor, la alegría, la gratitud o la calma, además de hacernos sentir bien, tienen el poder de ampliar la atención y abrirnos el corazón. Son una forma de construir recursos para poder recargarnos de la energía y resiliencia necesarias para enfrentarnos a contratiempos como el que estamos padeciendo.

Mantener una actitud de agradecimiento es, junto con el optimismo, la característica que está más correlacionada con la felicidad. Mucho más que el dinero, la salud, el aspecto físico o el trabajo. Tal y como escribe Charlotte Bronte “la gratitud es una emoción divina, llena el corazón sin desbordarlo, lo calienta sin consumirlo.”

Hay muchas formas de trabajar la gratitud de forma consciente. Te propongo un ejercicio que ha demostrado su utilidad y que se recomienda en programas de bienestar  de universidades como Berkeley  o la universidad de Pennsylvania 

Todos los días, antes de dormir, simplemente trae a tu mente 3 cosas positivas que te hayan sucedido en el día. No hace falta que sean grandes eventos, basta haber disfrutado de un paseo primaveral, que hayan cocinado para ti, una conversación agradable por teléfono, una sonrisa de un hijo…

Recuerda practicar todos los días durante al menos 1 mes. Tiene resultados a largo plazo.

Si prefieres completar esta práctica con un poco de Mindfulness te adjunto un audio.

¡Me cuentas si te ha sido de utilidad!